La fábula del gallo y el conejo
Érase una vez un gallo muy atractivo y saleroso, que vivía en una preciosa granja en Wichita, Wisconsin. Este gallo se llamaba Claudio. Un día, encontrándose Claudio en su corral follándose a una gallina clueca, llamaron a la puerta. Toc Toc. El gallo se dirigió a la puerta y la abrió, era un conejo marrón. -Hola, gallo, soy tu nuevo vecino, he montado mi madriguera enfrente de tu corral. Para darme la bienvenida me he preparado un pastel de carne. Te traería un trozo, pero lo comí. -Joder, pues si no me traes pastel no me cuentes nada, conejo cabrón. Bienvenido al barrio. -Verás, se me ha acabado el café, me podrías dar tres paquetes?? -Tres paquetes? Joder os vais a subir por las paredes en tu casa. -Es que somos conejos gitanos, y tenemos muchos gazapos. -Pues ojo con darles café a los críos, porque luego se vuelven insoportables, te lo digo yo que me follo a las gallinas, tenemos hasta un sexador de pollos. Sólo tengo un paquete, te va bien?? -Bueno, es una jodienda, no te enrollas...